El asesino ha regresado hace poco, se ha quitado los guantes, ha ido al cuarto de baño, se ha duchado y ahora está junto a la ventana. - Eso es lo que he tenido que hacer –piensa-. No he podido encontrar otra solución. Sí, así he tenido que terminarlo. Pero, ¿he hecho todo lo que he tenido que hacer? ¿No he olvidado nada? Parece que no. Sí, sí, creo que ha sido un buen trabajo. La única cosa que me molesta es que no le he dejado ganar... Eso no ha sido decente... Tampoco lo del bocadillo. En ese momento se abre la puerta y aparece una mujer alta y esbelta. - Hace calor –dice la mujer-. ¿Has terminado el trabajo? - Sí, cariño –dice el asesino-. ¡Qué trabajo! Me parece que es el mejor que he hecho en mi vida. Y es algo diferente a mi trabajo diario, ¿sabes? Eso es lo que me gusta de este tipo de trabajo. Ha sido muy emocionante, pero ha sido duro, es verdad. Y tú, ¿has hecho lo que te he pedido? Tu ayuda me ha sido muy importante. - Claro –dice la mujer-. Oye, ahora que hemos cobrado un montón de dinero, he pensado en comprarnos una casa de lujo en una isla exótica... - Mira –contesta el asesino- todavía no me han pagado por este trabajo, y ya sabes que no se trata de un montón de dinero. No lo he hecho por dinero, lo he hecho por la fama. Siempre he querido ser el mejor en algo. ¡Dios mío! - ¿Qué pasa? - La anciana, he olvidado matarla. Pero ya es tarde...